8- La cuarta
planta (polisemia y homofonía)
En Japón y
China el cuatro ha sido desterrado de edificios, hoteles y hospitales:
La cuarta
planta no existe.
El cuatro se
pronuncia como la palabra “muerte” aunque utilicen kanjis distintos.
Es un número
abominable, impronunciable, maldito.
Ella
batalla por
su vida en la cuarta planta del hospital,
aquí, desde
este lado.
En el país
del sol naciente no habría lucha,
nunca se
habría declarado la guerra,
porque no hay
realidad física que la sustente.
Su habitación
y todo lo que la define, simplemente, no podrían existir.
*
9- Horror
Vacui
Elige el
horror vacui para el lienzo de su piel.
Y no hay
centímetro de duda pictórica.
Ella reclama:
“Este cuadro
es mío
Abstracto
Rosado y
carmesí,
Me perteneces”.
Pero el
pintor y el horror vacui no pueden convivir
a la vez
sin devorarse
mutuamente.
Sólo una
locura
puede
sobrevivir
al mismo
tiempo.
10- Noche de perseidas
Tiene 92 años
y una pesadilla diabética
Demasiados
hijos se agolpan a su alrededor
como aves
nidificantes.
Ha cedido su
dignidad a la vejez, la viudez y al sobrepeso
su oído es
sólo el eco de un narrador ajeno.
No le quedan
demasiadas noches de perseidas
(ya ni
siquiera natillas).
Pero tras
cada comida,
mecánica y
coquetamente,
se sigue
pintando
los labios de
rouge.
*
11- Figura
Cuando los
delfines duermen, solamente un hemisferio de su cerebro descansa.
Alerta,
alerta,
rema el miedo
y en su
barca,
no hay
espacio para mí.
12- Frambuesas
congeladas
Descelero
pero el mundo
no descelera.
Como un juego
infantil en proceso
para el que
llego demasiado tarde:
Lo sentimos.
Los participantes ya han sido elegidos.
Tú no juegas…
Todo fluye
(yo no juego)
Las verduras
se pudren,
los libros se
devuelven sin leer,
las barcas
desayunan óxido…
Todo fluye
y lo único
intacto que me espera
son aquellas
frambuesas congeladas.
¿Recuerdas…?
*
13- Químicos
Hay más
química que física en su cuerpo.
Invasores e
intrusos acampan en
una tierra de
nadie
en la que la
intimidad o el pudor
han sido
desterrados.
La puerta de
la habitación es más frágil que su bata
todo lo que
la cruce será
Welcome.
Muñeca de
trapo,
no nos mires,
no nos cuentes, no nos recuerdes,
no pronuncies
nuestros nombres,
abre la boca
y las venas
somos tu
ejercito de samuráis,
tu veneno y
tu antídoto.
14- Última
noche
La llevaba de
la mano
bajo un
rastro de luciérnagas.
No pudo verle
la cara.
Nunca hubo
palabras.
Huyeron al
otro lado,
la noche era
suave y blanca
Como el sueño
de un gato.
La llevaba de
la mano,
Sí,
el cielo
parpadeaba
y se acercó a
su rostro
y susurró:
¡despierta!
*