Me
da rabia de cristales rotos,
de
jugo de granadas pisoteadas,
pero
tú
y
tu sonrisa de supernova,
desanudando
mi timidez en una onda expansiva.
Tú
torpeza,
tú
cachorro,
tú
espiral…
Tú
recibiéndome
como un arco
(o
un deshielo
o
una utopía)
has
sido mi única felicidad de diamante.
*
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